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Monti
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| Pirri cae en el partido ante el Eibar |
La historia de la Balona tiene un antes y un después en la inolvidable temporada 1982-83, de la que se están cumpliendo ahora treinta años. Nadie olvida lo que ocurrió entonces. Los más viejos no conocían un ascenso desde 33 años antes porque el de Regional Preferente a Tercera en 1977 era una obligación que no se celebró con especial entusiasmo. La Segunda B había sido creada cinco años antes y un equipo histórico como la Balona no podía tardar más tiempo y formar parte de ella.
Aquella temporada fue la del reencuentro con la afición tras mucho tedio en el grupo X, la de los treinta partidos invicta, la de los desplazamientos multitudinarios, la de la peña los Molletosos... y, por supuesto, la del primer ascenso a Segunda B.
El presidente, Samuel Fernández, había conseguido ese verano que el equipo abandonara el maldito grupo décimo y fuera incluido en el noveno, mucho más atractivo en aquellos tiempos con equipos malagueños cercanos en lo geográfico.
La directiva confeccionó un equipo extraordinario y no se tardó en refrendar su categoría. Jugadores como Caro, Borrell, Garrido, Márquez, Paquito y Balilla reforzaron un equipo plagado de jugadores de La Línea con Tinajero, Lorenzo, Noly, Bautista, Quirós...
Aquella temporada fue la del reencuentro con la afición tras mucho tedio en el grupo X, la de los treinta partidos invicta, la de los desplazamientos multitudinarios, la de la peña los Molletosos... y, por supuesto, la del primer ascenso a Segunda B.
El presidente, Samuel Fernández, había conseguido ese verano que el equipo abandonara el maldito grupo décimo y fuera incluido en el noveno, mucho más atractivo en aquellos tiempos con equipos malagueños cercanos en lo geográfico.
La directiva confeccionó un equipo extraordinario y no se tardó en refrendar su categoría. Jugadores como Caro, Borrell, Garrido, Márquez, Paquito y Balilla reforzaron un equipo plagado de jugadores de La Línea con Tinajero, Lorenzo, Noly, Bautista, Quirós...
El espectacular arranque ante el Vélez (6-0) fue el anuncio de una campaña impresionante. Aquella galopada de Paquito por fuera del campo sorteando incluso al banquillo no la olvida nadie tres décadas después.
El equipo de Joaquín Carreras estuvo treinta partidos consecutivos sin perder y sólo una mala racha posterior de varios domingos terribles puso en duda las aspiraciones. Carreras fue cesado y la directiva determinó la llegada de Jaco Zafrani, que fue quien redondeó en Éibar el éxito de la temporada. Posiblemente, si el cambio no se llega a producir, aquella campaña habría sido la de la gran frustración.
El equipo llenaba los campos a los que iba, como hace ahora, y muchas directivas rivales se apresuraban a cambiar los tablones con los precios de las entradas al ver llegar a tantos aficionados. Eso provocó, por ejemplo, que en Torremolinos se quedaran cientos de ellos en la calle ante el atraco a mano armada.
La Balona fue el equipo español al que más le duró la condición de invicto y eso le permitió reportajes tanto televisivos como periodísticos de ámbito nacional. En la mente de los aficionados perduran gestas como la del partido ante el Carolinense en La Línea, cuando la lluvia había convertido el campo en una piscina en la que los blanquinegros se desenvolvieron de maravilla logrando un histórico 5-0. El 0-7 en Vélez fue la mejor marca fuera de casa hasta que llegó el todavía reciente 0-8 en Dos Hermanas.
La racha se frenó en Estepona, donde el equipo recibió un inesperado varapalo (3-1). Ahí comenzó un declive que hizo temer lo peor pero que fue cortado por lo sano. El equipo logró rehacerse de la mano de Jaco Zafrani y afrontó la promoción de ascenso con muchas opciones de éxito.
La primera eliminatoria se solventó sin demasiados alardes. El equipo perdió en Sabiñanigo (1-0) y remontó luego (2-0) en el Municipal después de terminar el tiempo reglamentado con un exiguo pero suficiente 1-0.
La eliminatoria definitiva ante el Eibar empezó bien. Se ganó en casa 3-1 cuando los goles fuera no valían doble. El viaje al País Vasco se hizo con dos goles de ventaja. Un injusto penalti señalado por Barrenechea Montero en la primera parte puso a los eibarreses por delante. La segunda parte fue un suplicio pero la Balona fue más recia que nunca y mantuvo la ventaja. Tinajero hizo el partido de su vida y fue fundamental para mantener la ventaja de la ida
Los porteros de aquel año fueron Tinajero, Helenio y Villar. Los defensas, Bruñas (+), Charlo, Pirri, Caro, Lorenzo, Iñaqui y Bautista. Apenas si había tres centrocampistas natos: Noly, Borrell, Garrido. En la delantera había más: Paquito, Márquez, Quirós, Bancalero, Balilla, Carlitos y Alfredito.
El equipo de Joaquín Carreras estuvo treinta partidos consecutivos sin perder y sólo una mala racha posterior de varios domingos terribles puso en duda las aspiraciones. Carreras fue cesado y la directiva determinó la llegada de Jaco Zafrani, que fue quien redondeó en Éibar el éxito de la temporada. Posiblemente, si el cambio no se llega a producir, aquella campaña habría sido la de la gran frustración.
El equipo llenaba los campos a los que iba, como hace ahora, y muchas directivas rivales se apresuraban a cambiar los tablones con los precios de las entradas al ver llegar a tantos aficionados. Eso provocó, por ejemplo, que en Torremolinos se quedaran cientos de ellos en la calle ante el atraco a mano armada.
La Balona fue el equipo español al que más le duró la condición de invicto y eso le permitió reportajes tanto televisivos como periodísticos de ámbito nacional. En la mente de los aficionados perduran gestas como la del partido ante el Carolinense en La Línea, cuando la lluvia había convertido el campo en una piscina en la que los blanquinegros se desenvolvieron de maravilla logrando un histórico 5-0. El 0-7 en Vélez fue la mejor marca fuera de casa hasta que llegó el todavía reciente 0-8 en Dos Hermanas.
La racha se frenó en Estepona, donde el equipo recibió un inesperado varapalo (3-1). Ahí comenzó un declive que hizo temer lo peor pero que fue cortado por lo sano. El equipo logró rehacerse de la mano de Jaco Zafrani y afrontó la promoción de ascenso con muchas opciones de éxito.
La primera eliminatoria se solventó sin demasiados alardes. El equipo perdió en Sabiñanigo (1-0) y remontó luego (2-0) en el Municipal después de terminar el tiempo reglamentado con un exiguo pero suficiente 1-0.
La eliminatoria definitiva ante el Eibar empezó bien. Se ganó en casa 3-1 cuando los goles fuera no valían doble. El viaje al País Vasco se hizo con dos goles de ventaja. Un injusto penalti señalado por Barrenechea Montero en la primera parte puso a los eibarreses por delante. La segunda parte fue un suplicio pero la Balona fue más recia que nunca y mantuvo la ventaja. Tinajero hizo el partido de su vida y fue fundamental para mantener la ventaja de la ida
Los porteros de aquel año fueron Tinajero, Helenio y Villar. Los defensas, Bruñas (+), Charlo, Pirri, Caro, Lorenzo, Iñaqui y Bautista. Apenas si había tres centrocampistas natos: Noly, Borrell, Garrido. En la delantera había más: Paquito, Márquez, Quirós, Bancalero, Balilla, Carlitos y Alfredito.
